jueves, 29 de abril de 2010

Esos giros de la historia


El agua desempeñó un papel fundamental en la revolución industrial que experimentó Cataluña durante el siglo XIX. Con la energía hidráulica que se obtenía de las cuencas fluviales, el medio rural vivió la gran transformación hacia la sociedad moderna, impulsada principalmente por el motor de las fábricas textiles. Las poblaciones cercanas a los ríos fueron, evidentemente, las más beneficiadas, y la riqueza que generaron en su entorno ya no se detendría hasta un siglo después, con la llegada a España de la abrumadora competencia china.
Manlleu, un municipio del centro de Cataluña atravesado por el Ter, aprovechó la presencia del río y empezó poco a poco a confeccionar su tejido industrial.
Para mantener y mejorar el rendimiento de los telares se necesitaban piezas y componentes procedentes de la industria metalúrgica, de modo que, arrastradas por el imparable crecimiento de aquélla, otras pequeñas fábricas se sumaron a la incipiente revolución. La Fundició Dúctil Benito es heredera de una de aquellas factorías, pioneras de la industrialización, y, como tantas otras, se vio abocada a la reconversión en la última década del siglo XX. Había que volver a echar mano del carácter inquieto y emprendedor que consiguió poner en pie el negocio familiar cien años antes, y de las piezas de fundición que alimentaban los telares se pasó al mobiliario urbano, el alumbrado público y las tapas de alcantarilla. Esta empresa de Manlleu –una ciudad que, debido a su situación geográfica, se halla a menudo sepultada por la niebla– se dedica a producir (y diseñar, en la mayoría de los casos) esos vistosos columpios en los que juegan los niños del siglo XXI, las farolas que iluminan nuestras calles (de Madrid, Barcelona o Turín, por ejemplo), esos contenedores de basura soterrados por los que se pirran los ayuntamientos, e incluso algunas papeleras urbanas con nombre propio (Belluga, en los exteriores del Museo del Prado). En uno de esos giros de la historia o el destino, la Fundició Dúctil Benito, que tuvo que dejar el sector textil para evitar la ruina, tiene en la actualidad su planta de producción en China.
Pero yo no sabía nada de todo esto, y resulta que me he ido a fijar en una canaleta de desagüe del Retiro. Antes de Lisa, yo me deslizaba, digna y elegante, por la calle; ahora piso más la hierba que el asfalto, y tengo que estar atenta a dónde pongo el pie, por si acaso.

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