viernes, 30 de abril de 2010

Crónica Fotográfica (26): Un representante de la colonia felina del Retiro


Hoy no es un viernes cualquiera en nuestro jardín particular, ya que esta semana Paseos con Lisa ha recibido el Premio Vale la Pena. Nos lo ha concedido el blog La amena biblioteca de Redfield Hall, y desde aquí quiero agradecer tan generoso gesto al alma máter de esta maravillosa biblioteca, la señorita B. Redfield, con una fotografía dedicada. Obviamente, y dado que no nos conocemos, no sé si le gustan los gatos, ¡espero haber acertado!

jueves, 29 de abril de 2010

Crónica Fotográfica (25): Remando al atardecer

Esos giros de la historia


El agua desempeñó un papel fundamental en la revolución industrial que experimentó Cataluña durante el siglo XIX. Con la energía hidráulica que se obtenía de las cuencas fluviales, el medio rural vivió la gran transformación hacia la sociedad moderna, impulsada principalmente por el motor de las fábricas textiles. Las poblaciones cercanas a los ríos fueron, evidentemente, las más beneficiadas, y la riqueza que generaron en su entorno ya no se detendría hasta un siglo después, con la llegada a España de la abrumadora competencia china.
Manlleu, un municipio del centro de Cataluña atravesado por el Ter, aprovechó la presencia del río y empezó poco a poco a confeccionar su tejido industrial.
Para mantener y mejorar el rendimiento de los telares se necesitaban piezas y componentes procedentes de la industria metalúrgica, de modo que, arrastradas por el imparable crecimiento de aquélla, otras pequeñas fábricas se sumaron a la incipiente revolución. La Fundició Dúctil Benito es heredera de una de aquellas factorías, pioneras de la industrialización, y, como tantas otras, se vio abocada a la reconversión en la última década del siglo XX. Había que volver a echar mano del carácter inquieto y emprendedor que consiguió poner en pie el negocio familiar cien años antes, y de las piezas de fundición que alimentaban los telares se pasó al mobiliario urbano, el alumbrado público y las tapas de alcantarilla. Esta empresa de Manlleu –una ciudad que, debido a su situación geográfica, se halla a menudo sepultada por la niebla– se dedica a producir (y diseñar, en la mayoría de los casos) esos vistosos columpios en los que juegan los niños del siglo XXI, las farolas que iluminan nuestras calles (de Madrid, Barcelona o Turín, por ejemplo), esos contenedores de basura soterrados por los que se pirran los ayuntamientos, e incluso algunas papeleras urbanas con nombre propio (Belluga, en los exteriores del Museo del Prado). En uno de esos giros de la historia o el destino, la Fundició Dúctil Benito, que tuvo que dejar el sector textil para evitar la ruina, tiene en la actualidad su planta de producción en China.
Pero yo no sabía nada de todo esto, y resulta que me he ido a fijar en una canaleta de desagüe del Retiro. Antes de Lisa, yo me deslizaba, digna y elegante, por la calle; ahora piso más la hierba que el asfalto, y tengo que estar atenta a dónde pongo el pie, por si acaso.

sábado, 17 de abril de 2010

Hablar con las manos


Sé que me repito si afirmo que el Retiro es un microcosmos, una suerte de universo paralelo, pero es que no salgo de mi asombro a cuenta de este parque y las pequeñas historias que encierra. Hoy, además, certifico que el Retiro tiene vínculos poderosos con la lengua y su finalidad última, la comunicación, y no me refiero a que la Feria del Libro de Madrid se instale en el paseo de Coches todos los años.
En el post que publiqué el 9 de abril aludí a la figura de dos hombres ilustres que tienen sendos monumentos aquí, Ricardo Codorníu y Carlos Cortezo, relacionados, al margen de su actividad profesional, por apoyar la causa esperantista a principios del siglo XX. Cien años después, no hay que ser muy perspicaz para darse cuenta de que se dejaron seducir por una utopía, a la vista de los pobres resultados que arroja la penetración del esperanto en la sociedad moderna, no digamos ya como herramienta para facilitar el entendimiento entre personas y, en última instancia, ayudar a conseguir la paz entre los pueblos (un inciso: ya sabéis que el inventor de este idioma, Zamenhof, era oftalmólogo, y, lo siento, me ronda por la cabeza la broma fácil y no puedo resistirme, demostró tener muy poca vista).
El artículo de hoy, sin embargo, está centrado en dos personas cuyos objetivos se alejaron de propósitos tan elevados, aunque, como aquéllas, fueron pioneras en su tiempo, y también, ¡oh, casualidad!, la meta a alcanzar fue la comunicación, aunque desde un punto de vista más práctico. Y ambas, por supuesto, tienen un monumento en el parque del Retiro que yo no habría descubierto de no ser por Lisa.
Francisco de Paula Martí Mora fue grabador (retened este dato), pero publicó en 1803 un libro titulado Tachigrafía castellana; ó Arte de escribir con tanta velocidad como se habla y con la misma claridad que la escrítura comun; en otras palabras, es el inventor de la taquigrafía española, una técnica de origen muy antiguo que había caído en desuso y que por entonces se volvía a emplear en otros países europeos. El método se basa en la representación de letras y palabras mediante caracteres y trazos especiales, y se emplea hoy para transcribir los debates en los parlamentos o registrar cuanto sucede en un juicio. Me pregunto por qué no nos enseñaron taquigrafía en el colegio, habría resultado utilísimo para tomar apuntes. No sé si aún existen aquellas escuelas que proliferaron en los ochenta donde se impartían clases de taquigrafía y mecanografía, ¿os acordáis? Solían anunciarse con rótulos de letras negras sobre fondo amarillo. Lo confieso: yo asistí a clases para aprender a escribir a máquina, aunque con poco éxito. La verdad, yo creo que no lograba concentrarme a causa del ruido. Sólo con recordar aquella sala, donde había por lo menos veinticinco personas aporreando su Underwood, me entran escalofríos.
Creo que se me habría dado mejor, por motivos evidentes, la técnica que inventó Pedro Ponce de León en el siglo XVI. Este pedagogo leonés fue monje benedictino y dedicó sus días a enseñar a escribir a niños sordos, para lo cual creó un alfabeto que representaba las letras de la lengua oral con ambas manos (bimanual). Curiosamente, esta técnica es la que se usa en los países anglosajones (en España las personas sordas emplean el sistema unimanual, o manual). En la Biblioteca de Catalunya se conserva un grabado precioso que ilustra el alfabeto manual español, fechado en 1815 y realizado por... Efectivamente: Francisco de Paula Martí Mora.

Crónica Fotográfica (13): Cada cual a su ritmo

viernes, 9 de abril de 2010

Vidas cruzadas


El señor Ricardo Codorníu tiene en el Retiro un monumento que le rinde tributo, y yo, en mi ignorancia, asocié su apellido a burbujeantes copas de cava y al paisaje del Penedès. La primera sospecha de que podría estar equivocada surgió al preguntarme qué demonios tenía que ver don Ricardo (el supuesto bodeguero, se entiende) con la botánica, porque el pedestal que sostiene su busto reza “El Apóstol del Árbol” (no el apóstol de la cepa, por ejemplo, en cuyo caso mi razonamiento habría sido acertado). He investigado un poco, y resulta que el homenajeado no nació en Cataluña sino en Cartagena, en 1846, cursó estudios de ingeniería de montes y fue lo que hoy llamamos un ecologista. Entre otros logros profesionales, Ricardo Codorníu y Stárico impulsó la repoblación forestal de Sierra Espuña y difundió con vehemencia los valores del medio natural, de ahí el apelativo con el que pasó a la posteridad.
A unos cien metros del lugar donde se encuentra este monumento, hay otro que suele llamar la atención de Lisa (en la foto, ella mira hacia esa dirección). Me estoy refiriendo al que conmemora la figura del doctor Carlos Cortezo (1850-1933), madrileño, nombrado hijo predilecto de la ciudad y miembro de la Real Academia de Medicina. Aunque ejerció como político y ocupó la Dirección General de Sanidad en dos ocasiones, fueron sus estudios en el campo de las bacterias los que le proporcionaron gran prestigio.
El doctor Cortezo y Ricardo Codorníu se conocían. Ambos tenían un interés común, y no era la ciencia, la botánica, la medicina ni la política, sino la lengua. Sus destinos se cruzaron gracias al esperanto, ese idioma artificial, neutral por no pertenecer a ningún territorio, inventado con el objetivo de facilitar y promover el entendimiento de todos los pueblos. El espíritu idealista y emprendedor que marcó las trayectorias profesionales de estos dos hombres les condujo a abrazar la causa esperantista (Codorníu fue uno de los pioneros en España y presidente de la primera asociación estatal). Ya que los respectivos monumentos que les recuerdan no aluden a esta faceta de sus vidas, aquí dejo constancia de ello.

Crónica Fotográfica (5): Consignación de victorias (bajorrelieve)

lunes, 5 de abril de 2010

Crónica Fotográfica (1): Fuente de la Alcachofa


El Retiro da tanto de sí, que si lo recorres dos veces al día, como yo hago con Lisa, terminas con la cámara a rebosar de fotos, y antes de que se llenen de polvo en el fondo del disco duro del ordenador, prefiero compartirlas.
De modo que yo, la paseadora de Lisa, declaro inaugurada una nueva sección en el blog, que voy a titular Crónica Fotográfica, donde me propongo añadir cada día una imagen del Retiro, hasta completar 365. Mi reto empieza hoy mismo, 5 de abril. Espero que os gusten las fotos.