sábado, 25 de junio de 2011

El árbol suicida

El pino suicida

El lunes Lisa y yo nos topamos con esta escena durante el paseo matinal: el servicio de jardinería del Retiro estaba a punto de talar el pino que veis en la foto. Estuve charlando con los empleados que se congregaron para colaborar en el operación, y juntos llegamos a la conclusión de que este árbol había mostrado desde su juventud tendencias suicidas. En realidad fui yo quien dejó caer esta teoría durante la conversación, pero ninguno de los presentes mostró sorpresa por lo que dije. Según los cálculos de los jardineros, debía de tener unos cien años. Ya a edad temprana este pino carrasco comenzó a separarse de su destino natural: el crecimiento vertical. Por la forma que finalmente adoptó su porte, daba la sensación de que había hecho denodados esfuerzos por conseguirlo, como si hubiera tomado la determinación de no ser como los demás, y así giró y giró, alcanzó la horizontalidad y prosiguió en su curva sin retorno. Su obstinación por doblegar las leyes de la naturaleza ha dado al fin su fruto, pero cuánto esfuerzo y tiempo invertidos.
Unos días atrás se tomó la decisión de talarlo. El punto más elevado del tronco había comenzado a quebrarse, exhausto por la tensión, y puesto que el Retiro es un parque público, la seguridad de los paseantes estaba en riesgo. No quedaba otra solución.
Y el árbol suicida se salió con la suya.
Lisa y yo nos marchamos antes de que tronaran las máquinas. No quisimos asistir al funeral.

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