lunes, 9 de enero de 2012

Una aventura nocturna


6 de enero. Los Reyes Magos trajeron a casa regalos, amigos y una estupenda celebración con todos los ingredientes que la ocasión requería: deliciosas viandas, risas, música, burbujas y roscón. Hacia las 9 de la noche decidimos poner fin a la sobremesa: Lisa tiene que salir a pasear. Salimos todos a las 21.15 y, a través del Retiro, acompañamos a dos amigos durante una parte de su trayecto a casa. Como siempre, entramos por la puerta del Niño Jesús, al sur del parque. En nuestro paseo, apenas nos cruzamos con nadie, a pesar de que la noche no es muy fría. ¿Dónde está todo el mundo? En la puerta de Madrid, al norte, nos despedimos de B. y J. e iniciamos el camino de vuelta. Qué poca gente. A unos 25 metros de nuestra puerta, observamos que un corredor llega a la verja y, con la agilidad de un gato, trepa y salta al otro lado. ¿Qué? ¿La puerta está cerrada? Tal vez nosotros podríamos saltar, pero ¿qué hacemos con Lisa? Nuestro paseo transcurría tan agradablemente que no nos dimos cuenta de la hora que era: el Retiro se cierra a las 10 de la noche. Tranquilos, no pasa nada, la puerta del Florida Park siempre está abierta. (Y con la boca pequeña: siempre que el Florida no esté cerrado, claro). Para quien no lo sepa: las puertas del parque del Retiro se cierran de sur a norte, empezando por la puerta de Atocha, en sentido inverso a las agujas del reloj. De acuerdo, démonos prisa, vayamos a la puerta de Granada. Cerrada. La del Doce de Octubre. Cerrada. Ánimo, seguro que la del Florida... ¡Cerrada! Estoy en Central Park, duermo, me alimento y reflexiono en el parque, igual que aquel personaje de Paul Auster. Se acerca un corredor. Dice que la siguiente puerta está abierta. Alivio. Al llegar, decepción. Y seguimos hasta O’Donnell. El mismo corredor de antes: me han dicho que la puerta del Casón está abierta. Yo: ¿qué? ¿La del Casón? Imposible. Esa no es ni mucho menos la más transitada, ¿por qué iba a estar abierta? Y llegamos, otra vez, a la puerta de Madrid. Tenemos que hacer algo. Envío un mensaje: no os lo vais a creer, ¡nos hemos quedado encerrados en el parque! No se ve a nadie. Estamos completamente solos. Bendito móvil. 112. Sí, verá, estamos en el Retiro y no podemos salir. Sí, eso es. ¿Cómo? Tres personas y un perro. De acuerdo, esperamos su llamada. Nos sentamos en un banco, Lisa también está cansada. Hace frío. Seguro que uno de esos coches patrulla que circulan por el parque viene a recogernos. Menos mal. Son las once. ¡Quiero irme a casa! Qué vergüenza, somos unos pardillos. Pobre Lisa. Ring, ring. 112: buenas noches. Sí, tienen que ir hasta la puerta de Atocha y salir por la garita. Maldita sea, ¡la garita, claro! Pero, no fastidies, ¿¿tenemos que ir hasta Atocha?? ¡Y luego desde ahí volver a casa! Negación, desconcierto, aceptación. Vamos, Lisa. Paseo de Coches, monumento a Pedro Ponce de León, Casa de Vacas, Estanque Grande. La luna y su reflejo en el agua. Tengo una nueva aplicación en el móvil para identificar las estrellas. Eso de ahí es Júpiter. Y eso la constelación de Orión. Fuente de la Alcachofa, estatua del Ángel Caído. Bajamos, bajamos... Ahí está la puerta de Atocha. Nadie nos saluda ni nos da la enhorabuena. Somos libres. Muy bien, Lisita. Ya queda poco. Caminamos hasta la estación de Atocha. Nos despedimos de K. Que descanses, a nosotros aún nos queda un trecho. Paseo de la Reina Cristina, plaza Mariano de Cavia. Ahí está el parque de nuevo. Cerrado. Son las doce menos veinte. Avenida de Menéndez Pelayo, Amado Nervo, Juan de Urbieta... ¡Lisa, ya estamos en casa!


Color azul: de puerta del Niño Jesús a puerta de Madrid.
Color rojo: de puerta de Madrid a puerta del Niño Jesús.
Color violeta: de puerta del Niño Jesús a puerta de Atocha y, de ahí, a casa.

domingo, 8 de enero de 2012

Mi lazo de terciopelo


Espero que los Reyes Magos de Oriente hayan sido generosos con vosotros. Lisa también ha recibido regalos. Aquí la veis posando con su nuevo lazo esta mañana.