lunes, 11 de junio de 2012

Persiguiendo a Lisa


Hierba alta, pinos, encinas. Hemos dejado atrás los senderos por donde suelen circular las bicicletas y ascendemos por colinas de tierra suelta. Un conejo se nos cruza en el camino y desaparece por nuestra izquierda. Rápido, a por él. Lisa alza las orejas y sigue su rastro, corre como una bala. De repente, pequeñas cabezas con grandes orejas asoman de sus madrigueras, nos rodean, los conejos saltan y corren en todas direcciones y Lisa va tras ellos, los persigue subiendo y bajando las laderas, entre los matorrales y las encinas, cambiando de rumbo cada pocos metros. La pierdo de vista y al poco aparece, de vacío. Va de un lado para otro, se detiene, observa fijamente el círculo oscuro excavado en la tierra mientras husmea y agita la cola, tres, cuatro segundos, aguardando, pero nada, de ese agujero no vuelve a salir nada. Y Lisa sigue corriendo en zigzag. Y los conejos siguen jugando con ella, porque los conejos son muy listos, todo el mundo lo sabe.


El parque urbano más grande de Europa está aquí, en Madrid. La Casa de Campo es tan extensa que la mirada no puede abarcar toda su superficie ni siquiera desde terreno elevado. Tiene bosques de pinos y encinas, asfalto, un zoo, merenderos, dos estaciones de metro, un lago, un parque de atracciones, senderos y maleza, varios puentes, un teleférico, fuentes, unas vistas increíbles... y cientos de conejos.

No hay comentarios: