“Más agradable y menos zahareña,
al mancebo levanta venturoso,
dulce ya concediéndole y risueña,
paces no al sueño, treguas sí al reposo.
Lo cóncavo hacía de una peña
a un fresco sitïal dosel umbroso,
y verdes celosías unas hiedras,
trepando troncos y abrazando piedras.
Sobre una alfombra, que imitara en vano
el tirio sus matices (si bien era
de cuantas sedas ya hiló, gusano,
y, artífice, tejió la Primavera)
reclinados, al mirto más lozano,
una y otra lasciva, si ligera,
paloma se caló, cuyos gemidos
–trompas de amor– alteran sus oídos”.
Fábula de Polifemo y Galatea
Luis de Góngora (1561-1627)
2 comentarios:
¡Qué grande Góngora!
¡Y qué perezosa Lisa... a la frescura y solaz del áureo monolito la sombra!
¡Saludos!
Maravilloso, Góngora. Estaba aquí revisando el texto ¡y me entraron ganas de releer el Polifemo!
¡Saludos!
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