jueves, 28 de julio de 2011

¡Oh! (II): Parque Juan Carlos I

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Efectivamente, se trata del parque Juan Carlos I. Ese círculo rojo, más conocido como "el donut", es el emblema de este espacio urbano. Está situado junto al recinto ferial de Madrid (Ifema) y la vía de circunvalación M40, en el distrito de Barajas.
Yo ya conocía este parque, pero Lisa no, así que decidimos ir a dar un paseo el domingo por la mañana. Como casi siempre que salimos de excursión, prácticamente no había nadie por allí, aparte de corredores y ciclistas, supongo que porque siempre llegamos temprano a los sitios (Lisa necesita aliviarse y procuramos no hacerla esperar). El espacio es tan, tan grande, que abruma. He leído que tiene unas 160 hectáreas de extensión, que se distribuyen en diferentes zonas deportivas, botánicas y de ocio.

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Una de las áreas más especiales es el olivar de la Hinojosa: hileras e hileras de olivos centenarios que ya estaban aquí antes de la urbanización del parque.

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El arte cuenta con un papel destacado en el parque Juan Carlos I. Una senda de esculturas al aire libre (19 en total), algunas de gran tamaño, permite visitarlo desde una perspectiva cultural y a la vez lúdica. El gigantesco círculo rojo se llama Espacio Méjico y es obra de A. Casillas y M. García Cornejo.
Los aficionados a la bicicleta disponen de un servicio de préstamo gratuito que resulta muy práctico, por la gran distancia que separa un extremo del parque del otro: sólo hay que presentar el DNI y la única condición es no salir del recinto. Vimos también uno de esos trenecitos turísticos: en mi opinión, una manera fantástica de tomar contacto con el terreno y apreciar la gran extensión del parque en su conjunto.

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Hay además una ría, un lago, un auditorio, una gran zona arbolada con abundancia de pinos, áreas infantiles y de picnic, parque canino y equipamientos deportivos. No se puede pedir más. Bueno, sí, que el servicio de bicis abra antes de la 10: ¡es verano, por Dios, el sol de Madrid no se puede soportar a las 11 de la mañana!

martes, 26 de julio de 2011

¡Oh!

¡Oh!

Seguimos con nuestro periplo por los parques de Madrid. Los que vivís aquí seguro que ya sabéis dónde está tomada la fotografía y qué está mirando Lisa, pero ¿y los demás? Mañana publicaré un breve post sobre este parque, acompañado de algunas fotos.

lunes, 25 de julio de 2011

Un árbol menos


El pasado viernes a las 20.30 de la tarde los paseantes del parque del Retiro vivieron un momento de angustia. En el paseo de Coches, frente a la entrada de la antigua Casa de Fieras, un ruido de crujir de huesos les hizo mirar a todos lados en busca del origen de tan extraño sonido. De repente, una gran rama de la sófora de Japón que sombrea este rincón del parque se vino abajo. Milagrosamente, nadie pasaba por debajo en ese momento ni descansaba en el banco de piedra que rodea el tronco. La rama, de unos siete metros de longitud, se desplomó a escasos centímetros de un puesto de helados. Numerosos curiosos se habían congregado en el lugar para comentar la escena cuando, de nuevo, otra enorme rama se resquebrajó y quedó suspendida a media altura del tronco.


En este punto, hicieron acto de presencia varios agentes de la Policía Municipal, en coche y a caballo. Lisa y yo llegamos al lugar de los hechos también en ese momento, e inmediatamente antes de que lo hicieran los bomberos. Lo que ocurrió a continuación, os lo podéis imaginar: un montón de policías acordonando la zona, un bombero con la sierra mecánica en ristre y, ay, poco más. Un triste final para un árbol enorme, probablemente muy anciano, de un porte majestuoso. Mucha gente se sentaba a su sombra para tomarse tranquilamente un helado.

lunes, 11 de julio de 2011

Parque Tierno Galván: ¡qué praderas!


El Retiro es un parque maravilloso, entre otras razones, porque aúna elementos arquitectónicos y botánicos únicos. Yo ya lo conozco bastante bien, creo, pero no por eso me canso de él. Dicho esto, Lisa y yo nos hemos quedado prendadas de un parque de Madrid que hemos visitado por primera vez este fin de semana. Antes de continuar, quiero dar las gracias a los amigos generosos que prestan sus coches para que los que no tenemos podamos alejarnos de casa con nuestra mascota algo más de unos pocos cientos de metros.
Como iba diciendo, el viernes nos dimos un paseo por el parque Tierno Galván. Este espacio verde ocupa 45 hectáreas del distrito de Arganzuela y empezó a urbanizarse en los años ochenta. Yo esperaba encontrar un parque con poca vegetación, o en todo caso con árboles aún jóvenes, con mayoría de zonas asfaltadas y bastante pequeño (en nuestro jardín particular disfrutamos de 118 hectáreas). Error, error, error.
Este jardín urbano tiene un precioso lago rodeado de una senda (se extiende por todo el parque) para caminar o montar en bicicleta, muchos árboles majestuosos, de gran porte, que se elevan sobre ondulantes alfombras de un cuidadísimo césped. Esto fue lo que más me impresionó: ¡qué praderas! En el Retiro tenemos el Palacio de Cristal, sí, pero no praderas de ese tamaño. De eso nada.


El parque Tierno Galván aprovecha el fuerte desnivel del terreno y ofrece a cambio unas bonitas vistas de Madrid, y además acoge en el mismo recinto algunos equipamientos interesantes: un auditorio al aire libre, un cine IMAX y el Planetario de Madrid.


Lisa estaba tan entusiasmada como yo, por supuesto. Os lo podéis imaginar: un parque nuevo. Se dedicó a explorarlo todo, a husmear cada árbol, a galopar por las colinas. Era tarde, hacia las nueve de la noche. Y esa luz...

martes, 5 de julio de 2011

De excursión por las Pesquerías Reales


No es que nuestro jardín particular se nos haya quedado pequeño, pero a veces apetece cambiar de aires y pasear por un entorno menos domesticado. Lo pasamos muy bien en nuestra excursión y no quería dejar de publicar algunas fotos, por si a alguien le apetece una escapada cerca de Madrid.


Visitamos un paraje precioso en la provincia de Segovia: la senda de las Pesquerías Reales. Este recorrido no presenta dificultad y es muy recomendable incluso en verano, ya que el curso del río Eresma (en este tramo se denomina Valsaín) acompaña durante todo el trayecto y la vegetación se acumula formando zonas umbrías y refrescantes. Si aprieta el calor, basta descalzarse y remojarse los pies.
Lisa disfrutó muchísimo del paseo, se metió en el río un montón de veces y terminó el día rendida. Siempre decimos que a Lisa no le gusta el agua, pero al parecer depende del tamaño de la masa de agua: ni ducha, ni manguera, ni fuente, ni mar... pero sí un río, mira por dónde.


Este recorrido es bastante popular entre los aficionados al senderismo. Sin embargo, y sorprendentemente, apenas nos cruzamos con cuatro personas, y eso que era fin de semana. Fue una excursión estupenda, la verdad.
La senda de las Pesquerías Reales debe su nombre al rey Carlos III. Este monarca, además de impulsar la creación o reforma de algunos de los lugares que hoy se consideran más bonitos de Madrid, era gran aficionado a la pesca, de modo que hizo acondicionar diversas partes del río para su solaz: el adoquinado de los márgenes, obviamente para facilitar el acceso, y la construcción de algunas presas, con el fin de que las capturas fueran más abundantes. Las ventajas de ser rey, en fin.